Las empresas familiares enfrentan diversos retos para sobrevivir, crecer y transcender; sin embargo, su principal punto de inflexión radica en las sucesiones generacionales. Se trata de un momento crítico que debe ser abordado de forma particular, de acuerdo con las características propias de la organización y la familia en cuestión.

Para hacer de este un proceso exitoso, sugerimos tomar en cuenta algunos elementos:

1.       Anticiparse

Con frecuencia, las sucesiones en este tipo de entidades se ven demoradas hasta que se convierten en situaciones de máxima urgencia, lo que puede poner en riesgo su estabilidad y continuidad.

Lo anterior puede constatarse en el estudio anual realizado por KPMG en México, Perspectivas de la Alta Dirección en México 2022. Resiliencia ante la incertidumbre, el cual muestra que 33% de las empresas consideran como un riesgo de negocio relevante la planeación inadecuada en la sucesión de puestos clave.

Este fenómeno, en el caso de empresas familiares, puede originarse por diversas razones, como el temor de que al abordar el tema se puedan generar fricciones entre los miembros de la familia, la falta de un camino claro sobre cómo llevar a cabo este proceso o, simplemente, por ser absorbido en la administración del día a día del negocio. 

Es importante que se trabaje cuanto antes en el desarrollo de un plan, de manera que, en caso de ser necesario, la empresa y la familia puedan transaccionar de manera ordenada, en vez de esperar a que las circunstancias no permitan demorar más el proceso.

2.       Alinear las expectativas con los objetivos

Antes de comenzar a elaborar un plan de sucesión, es crucial mantener la comunicación abierta entre los miembros de la familia para asegurarse de que los intereses de todas y todos se encuentren alineados. En ocasiones, sus objetivos pueden no coincidir, lo que podría generar conflictos a futuro. 

Por ejemplo, algunos miembros pueden tener la visión de un crecimiento acelerado sustentado en financiamiento externo, mientras otros quisieran mantener un negocio familiar estable o, incluso, alguno podría vislumbrar su venta para obtener liquidez e incursionar en otras actividades. En este sentido, los planes de sucesión necesitan mediar entre visiones que pudieran resultar opuestas.

3.       Considerar las alternativas

Mantenerse abierto a distintas opciones y no limitarse a las que podrían parecer más evidentes, como periodos de transición, definición de roles, selección de líderes, entre otras, será necesario para alcanzar la meta.

Para ello es fundamental analizar la situación actual de la organización, así como las perspectivas en el mediano plazo. Una entidad que se encuentra en problemas financieros, por ejemplo, precisará de un líder con habilidades distintas a las que necesitaría una que esté experimentando un periodo de expansión.

4.       Llevar a cabo una transición ordenada

Llegado el momento, es primordial no apresurar el proceso. El liderazgo debe irse dando gradualmente, lo cual puede tomar varios años. De hecho, en transiciones entre generaciones es recomendable involucrar desde etapas tempranas a las que se incorporan, de manera que estas puedan crecer en sus roles, entender el negocio y su cultura, y trabajar en las aptitudes necesarias para liderar el negocio, además de asegurarse de que tienen el interés y las cualidades para hacerlo.

Así pues, se trata de una tarea compleja y demandante, ya que involucra consideraciones del negocio, familiares, emocionales y patrimoniales.  Si es gestionado apropiadamente, abonará a la sostenibilidad de la entidad, así como a la armonía familiar.

Una transición ordenada y gradual beneficiará no solo a las nuevas generaciones, sino también a aquellas que están por salir, ayudándoles a transformar sus responsabilidades y a encontrar nuevos propósitos de vida.

Nota: las ideas y opiniones expresadas en este escrito son del autor y no necesariamente representan las ideas y opiniones de KPMG en México.

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La información aquí contenida es de naturaleza general y no tiene el propósito de abordar las circunstancias de ningún individuo o entidad en particular. Aunque procuramos proveer información correcta y oportuna, no puede haber garantía de que dicha información sea correcta en la fecha en que se reciba o que continuará siendo correcta en el futuro. Nadie debe tomar medidas con base en dicha información sin la debida asesoría profesional después de un estudio detallado de la situación en particular.

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