Por: Carlos Millán, Socio del área de Global Strategy Group de KPMG en México Fausto Ávila, Socio de Auditoría especialista en el Sector Salud de KPMG en México

El entorno en el que operan los negocios siempre ha sido incierto y dinámico, lo que ha provocado que las empresas busquen adaptarse lo más pronto posible a las nuevas exigencias del mercado. Por ello, la innovación es cada vez más valiosa, constituyéndose en un medio transformacional.

Tras la pandemia, los niveles de disrupción aumentaron como nunca en la cadena de valor de las compañías, obligándolas a repensar sus formas de operar y a prepararse ante eventos inesperados; sin embargo, para lograrlo ha sido necesaria una visión a mediano y largo plazo, así como buscar anticiparse a cambios futuros.

De acuerdo con el estudio Panorama de la innovación en México y Centroamérica, realizado por KPMG en México, ocho de cada diez empresas consideran que centrarse en la innovación es más relevante tras la disrupción generada por COVID-19. Los resultados muestran, además, que el liderazgo es determinante para lograr una verdadera innovación disruptiva.

En México, 35% de las empresas invierten menos de 2% de sus ingresos en iniciativas que promueven la innovación, mientras que 21% destina entre 6% y 10%.

Por otro lado, únicamente 3% de las empresas encuestadas cuentan con un nivel de innovación maduro, enfocado en la mejora continua, mientras que solo dos de cada diez han formalizado procesos definidos que les permiten generar y dar seguimiento transparente a las iniciativas.

Impulsar la transformación

Nuestro país cuenta con la infraestructura y capacidad necesarias para desarrollarse en innovación. En específico, la industria farmacéutica presenta excelentes oportunidades, lo que se ve reflejado en los miles de proyectos de investigación clínica que actualmente existen.

La inversión en investigación clínica ejecutada en 2020, por ejemplo, alcanzó los USD 250 millones y ha mantenido una tasa de crecimiento anual compuesto (TCAC) de 7.3% en los últimos cinco años. Esta cifra se encuentra 4.3 puntos porcentuales por encima de la TCAC del gasto total de empresas farmacéuticas destinado a investigación y desarrollo (I+D) durante 2014, 2015 y 2016.

Finalmente, al cierre de 2020, los esfuerzos de la AMIIF en materia de investigación clínica se traducen en 1,800 proyectos de investigación farmacéutica en 62 centros de investigación asociados. Dichos centros se ubican, en su mayoría, en la Ciudad de México (26%), Jalisco (18%), Aguascalientes y Nuevo León (8% cada uno).

Retos y oportunidades para innovar

La crisis sanitaria ha sido un punto de inflexión para impulsar ecosistemas de innovación resilientes, pues mejorar la salud de la población a nivel mundial aumentaría la resistencia contra futuras pandemias y mejoraría drásticamente la calidad de vida de millones de personas.

Por ello, es relevante hacer inversiones innovadoras que permitan enfocarse en las principales necesidades de salud de la población mexicana, haciendo un balance entre lo urgente y lo necesario para así aprovechar al máximo los recursos.

México es un país con el potencial para crear y nutrir ecosistemas de innovación en salud. En investigación clínica, por ejemplo, se cuenta con un perfil demográfico diverso, un sistema de salud con múltiples opciones para conducir investigaciones, infraestructura hospitalaria de primer nivel, reconocidos científicos a nivel internacional y liderazgo regional en la exportación de productos farmacéuticos; no obstante, también es necesario mantener la voluntad y compromiso para construir sobre las herramientas con las que ya se cuenta.

Es urgente colaborar y multiplicar los esfuerzos, pues representan una vía para hacer frente a los retos de salud que tenemos por delante. Si bien las inversiones en innovación para la salud han venido creciendo en los últimos años, aún falta reducir algunas brechas. Por ejemplo, existe una falta de comunicación entre universidades y empresas, pues mientras las primeras enseñan conocimientos de determinada índole, las segundas esperan que el talento llegue con otro tipo de habilidades. De lograr una verdadera conexión entre estas, el ecosistema de innovación en salud será el que más se fortalezca.

Nota: las ideas y opiniones expresadas en este escrito son del autor y no necesariamente representan las ideas y opiniones de KPMG en México. 

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