Por: Carlos Millán, Socio del área de Global Strategy Group de KPMG en México


Ante el cambio climático y las probables pandemias futuras, gestionar el crecimiento las ciudades es un tema crítico, ya que existe el reto de incrementar la eficiencia de la infraestructura nueva y la existente, así como de tomar en cuenta que los distintos servicios disponibles impactan la calidad de vida de las personas. Además, de acuerdo con ONU Hábitat, las ciudades son actores principales en la promoción del desarrollo sostenible, y la pandemia les ha brindado la posibilidad de reconstruirse bajo criterios de sostenibilidad e inclusión.1

En este sentido, la tecnología juega un papel importante para contar con ciudades inteligentes y eficientes, también conocidas como smart cities; sin embargo, el aspecto más relevante es colocar al ciudadano en el centro del desarrollo y despliegue de estos espacios.

El concepto de una ciudad inteligente y sostenible se basa en impulsar la calidad de vida de los personas mediante el aprovechamiento de la tecnología y los datos; de tal forma que permita minimizar energía, desperdicios y consumo de recursos. El éxito de una ciudad de este tipo depende de ciertas variables; entre las más importantes se encuentran

  • Diseño centrado en el ciudadano
  • Despliegue óptimo de tecnología
  • Transparencia y eficiencia
  • Residentes involucrados, informados y conectados

 

En México se han realizado diversos esfuerzos para contar con ciudades inteligentes, por lo que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reconoció a varias como smart cities. Guadalajara, en el 2015, fue la primera metrópoli en el país reconocida por sus iniciativas de transformación digital e inteligente tras la implementación del proyecto Ciudad Creativa Digital (CCD). Asimismo, en 2016 el mismo organismo reconoció a Chihuahua por su cobertura de internet inalámbrica, y en 2019 la Ciudad de México recibió el premio Gobernarte del BID por su uso innovador de datos en el ciclo de políticas públicas.

Además, la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin) emitió en junio de 2021 una lista con 13 ciudades que buscarán promover como inteligentes, entre las que se encuentran Aguascalientes, Mérida, Morelia y Xalapa. Con esta nueva iniciativa se busca apoyar a las localidades con procesos de implementación y desarrollo de iniciativas que mejoren su infraestructura y servicios.

A su vez, la operación de estos espacios usualmente está guiada por los siguientes cuatro pasos:

  1. Dispositivos y datos: se utilizan diversos dispositivos para generar información de valor, frecuentemente en tiempo real; los avances tecnológicos han permitido su asequibilidad disminuyendo la inversión requerida
  2. Comunicación: se requiere una capa de comunicación para asegurar la interoperabilidad, integridad, escalabilidad y privacidad de los dispositivos y datos
  3. Análisis: una vez que la información se obtenga, es fundamental contar con la tecnología (por ejemplo, inteligencia artificial) que permita procesarla eficientemente y emitir salidas en distintos niveles de complejidad de análisis (descriptivo, predictivo o prescriptivo)
  4. Acción: el paso final es desplegar oportunamente las decisiones que se tomen con base en los datos, para así mejorar el desempeño y gestión de la ciudad
     

De acuerdo con el análisis de KPMG, una ciudad inteligente y sustentable cuenta con al menos ocho pilares esenciales, los cuales a su vez están centrados en el ciudadano y se soportan en procesos y tecnología eficiente:

 

 

smartcities

La necesidad de una urbe de desarrollar capacidades inteligentes está ligada directamente al crecimiento demográfico, así como a la habilidad del gobierno de optimizarla y distribuir equitativamente los servicios. En el caso de México, las ciudades con mayor necesidad de crear soluciones inteligentes para poder cumplir, a pesar de sus limitaciones, con la provisión de servicios públicos, educación y atención médica son cuatro con extensa población: Ciudad de México, Puebla, Guadalajara y Monterrey.

Es importante destacar que este modelo también puede ser adoptado por ciudades con poblaciones menores, para que de una manera proactiva y anticipada construyan su ruta hacia convertirse en una smart city.

Para acceder a los beneficios y liberar el potencial de una ciudad inteligente y sostenible es esencial que la definición estratégica, el desarrollo y el despliegue de iniciativas considere los siguientes factores de éxito:

 

Factor de éxito Enfoque
Liderazgo y visión Visión a largo plazo y soporte del sector público
Política pública y regulación  Que provea una plataforma sólida para todos los involucrados
Integración Coordinación entre diversas dependencias para impulsar el desarrollo de manera homologada
Innovación y agilidad Adoptar la innovación, particularmente la tecnológica, de tal forma que los servicios puedan ser mejorados continuamente de manera ágil
Despliegue en fases  Establecer de manera priorizada y por impacto las iniciativas para lograr una transformación sostenida
Colaboración entre sectores El trabajo colaborativo entre sector público y privado permitirá incrementar los beneficios del despliegue

 

El contexto de la iniciativa de smart cities en México muestra potencial de continuar impulsando este desarrollo urbano en otras regiones geográficas del país. Queda claro que es esencial definir una estrategia centrada en el ciudadano y fundamentada en la realidad de cada localidad, para así identificar un plan de ruta para desplegar de manera innovadora tecnología que involucre, informe y conecte a los ciudadanos dentro de las ciudades inteligentes para el beneficio de sus habitantes.

 

1 Reporte Anual ONU Hábitat 2020

 

Nota: las ideas y opiniones expresadas en este escrito son del autor y no necesariamente representan las ideas y opiniones de KPMG en México.

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