Por: Maricarmen García, Socia de Asesoría en Administración de Riesgos Financieros, y Blanca Córdova, Líder del Sector Fintech de KPMG en México


Las fintech en México se encuentran en una etapa temprana de evolución, y forman parte de un ecosistema que se reconfigura constantemente. Parte de esta reconfiguración radica en la entrada en vigor en 2018 de la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera. Mejor conocida como Ley Fintech, se trata de una regulación única en su tipo en América Latina, que brinda certeza jurídica a las organizaciones del sector.

En este contexto, Doopla es una plataforma tecnológica cuyo modelo de negocio consiste en vincular directamente a solicitantes de crédito con inversionistas dispuestos a prestar para obtener rendimientos. Se trata de una compañía de crowdfunding, pionera en el sector fintech.

Doopla y otras fintech, que operaban antes de la entrada en vigor de la ley, se enfrentaron a la obligación de presentar una solicitud de autorización para conformarse como instituciones de tecnología financiera ante la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).

A partir de recibir las observaciones por parte de la CNBV (mismas que eran parte de lo que señalaba el marco regulatorio), a finales de 2019, el proceso de autorización para convertirse en una institución regulada de financiamiento colectivo le exigía a Doopla un cumplimiento exhaustivo de requerimientos relacionados con la gestión integral de riesgos en temas operativos, financieros, tecnológicos y de control interno.

Al momento de hacer contacto con KPMG en México, la empresa acababa de completar la primera fase del proceso de solicitud para operar como institución de financiamiento colectivo, que es la figura que regula el modelo de crowdfunding en nuestro país. Dicha solicitud se presenta ante un comité interinstitucional integrado por funcionarios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el Banco de México (Banxico) y la propia CNBV.

Asimismo, implicaba para la fintech garantizar que contaba con componentes robustos para gestionar sus riesgos,  prevenir el lavado de dinero; un plan de continuidad de negocio; el diseño de un plan director de seguridad de la información; la presentación de modelos de viabilidad financiera; estrategias de capitalización, reportes financieros y contables, entre otros.

El objetivo general del proyecto consistió en asesorar a Doopla en la implementación de los componentes de riesgo operativo, control interno y plan de continuidad de negocio bajo los lineamientos de la CNBV. En un marco de trabajo ordenado en tres fases, se realizó el análisis de brechas, el diseño del modelo y su implementación.

El principal beneficio de la relación de negocios con KPMG en México fue integrar componentes robustos de gestión de riesgos operativos, tecnológicos y de control interno en la solicitud de autorización, que le dieran certeza a la solicitud ante la CNBV, sobre elementos de alta complejidad, esenciales para obtener la licencia financiera.

Tal como lo señala Juan Carlos Flores: “Hicimos historia. Fuimos la primera plataforma en recibir el oficio para operar y organizarnos bajo la Ley Fintech, convirtiéndonos en la primera fintech en América Latina en recibir la autorización para trabajar de forma regulada”.

En segundo lugar, vale la pena destacar el incremento del valor que actualmente tiene Doopla tanto por su crecimiento orgánico como por haber logrado su licencia como institución de financiamiento colectivo, lo cual ha mejorado su posicionamiento en el mercado.

La ciberseguridad también es un resultado positivo. Doopla cuenta con una Dirección de Seguridad de la Información tal como lo establece la ley, y la cultura en este tema ahora es mucho más fuerte. En este aspecto destacan la capacitación continua y la realización permanente de pruebas de vulnerabilidad guiadas por el plan director establecido por KPMG en México.

Asimismo, la certidumbre que brinda Doopla a sus accionistas, inversionistas y solicitantes de crédito sobre los procesos y gestión de riesgos tiene el respaldo de un modelo de control interno sumamente sólido, capaz de atender distintas necesidades propias de un segmento en constante evolución.

Gracias a la institucionalización que hoy tiene Doopla, la confianza de sus usuarios también se ha incrementado, así como las posibilidades de aumentar el capital de la organización con fondeos por parte de nuevos inversionistas.

Al mismo tiempo, esta fintech se ha vuelto más atractiva para el talento, pues cuenta con procesos debidamente establecidos en sus áreas de operación, lo que la convierte en una entidad confiable para este grupo de interés tan relevante en la nueva realidad, dando como resultado mejores números, crecimiento, volumen de ventas y rentabilidad de cara a los siguientes años.

Apoyando plataformas fintech como esta se fortalecen las alternativas para el público y se fomenta la competencia en el sector financiero, lo que incentiva mejores condiciones para los usuarios, sean solicitantes de crédito que buscan mejorar sus condiciones de financiamiento o inversionistas interesados en incrementar su capital.

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