Según el Fondo Monetario Internacional, es probable que la economía española sea una de las más golpeadas en la región EMA por los efectos de la pandemia de Covid-19. Dado el limitado margen de maniobra fiscal de que dispone el Gobierno español, la carga de mantener los hogares y las empresas ha recaído en gran medida en el sector bancario, mediante moratorias en el pago de hipotecas y préstamos, además de préstamos adicionales a empresas y pymes (con algunas garantías parciales del Gobierno).

En España, los bancos han realizado esfuerzos significativos en los últimos años para reducir sus ratios de préstamos morosos (NPL, por sus siglas en inglés) y esto les allanará el camino.  No obstante, es inevitable que las consecuencias del brote de Covid-19 ejerzan presión tanto en los ingresos (un probable descenso en la demanda del consumidor de nuevas hipotecas y préstamos) y en los costes (aumento masivo de provisiones para cubrir pérdidas esperadas). Además, el contexto de bajos tipos de interés, que el Banco Central Europeo (BCE) se ha comprometido a mantener en cuestión de política monetaria, afectará a los modelos de negocio bancarios, y es probable que la rentabilidad se vea fuertemente impactada este ejercicio y probablemente el siguiente.

Son factores que no sólo afectan a bancos en España, sino en toda la región EMA, aunque es probable que el alcance de los impactos combinados sea más elevado en países como España e Italia, donde el virus ha golpeado con dureza y la capacidad fiscal del Gobierno está restringida.

No obstante, los bancos en España y en el resto de EMA han demostrado su resiliencia operativa y capacidad digital durante lo peor del brote de Covid-19. Son puntos fuertes que deberán seguir potenciando en su camino hacia la nueva normalidad durante los últimos coletazos de la pandemia. A este respecto, hemos identificado seis grandes tendencias que tendrán una relevancia crítica en el desempeño del banco de cara a su posición en el futuro.

KPMG!
1 Nuevos canales de distribución
2 Economía digital
3 Replanteamiento de costes y operaciones
4 Nuevos métodos de trabajo
5 Nuevo manual de gestión de riesgos
6 Propósito y valores

1. Nuevos canales de distribución

Nuevos canales de distribución que reconfiguran el panorama

En un momento en que la sociedad deja de utilizar efectivo y se acelera la digitalización, los bancos deberán evaluar sus redes de sucursales y plantearse preguntas fundamentales para qué sirven realmente sus oficinas físicas. ¿Son puntos de venta o centros de servicios? ¿Son esenciales para la marca o un complemento atractivo? En un modelo mucho más digital, los productos y servicios podrían tener que replantearse para incorporar un mayor grado de autoservicio, mejor funcionalidad y desempeño de los productos, y un nuevo enfoque de la venta y de la publicidad para atraer a los clientes.

2. Economía digital

Cómo aprovechar el cambio a una economía digital

A medida que nos dirigimos rápidamente a una economía global digitalmente conectada, los bancos deben operar en ámbitos virtuales y físicos de manera fluida. Necesitarán aprovechar el potencial de los nuevos mecanismos de pago electrónico, las monedas digitales y los medios de pago sin contacto según va disminuyendo rápidamente el uso de efectivo. Pero aunque esto supone una oportunidad, también plantea amenazas. Con la llegada al mercado de una generación de nuevos proveedores de servicios basados en tecnología, los bancos podrían tener que elaborar estrategias para evitar caer ellos mismos en la desintermediación. Deben encontrar la manera de seguir siendo relevantes para sus clientes y crear nuevos escenarios de uso para lograr obtener ingresos derivados de los pagos.

3. Replanteamiento de costes y operaciones

Replanteamiento de las prioridades de costes y aparición de nuevos modelos operativos

En un contexto de tipos de interés excepcionalmente bajos, es probable que los gastos de explotación pasen a ser un área de atención incluso mayor. Los bancos deberán encontrar la manera de reducir costes al tiempo que potencian la capacidad para impulsar el crecimiento: «recortes inteligentes». Habrá que incidir en el uso de la tecnología para lograr estos dos objetivos mediante un mayor uso de la automatización y la IA. De manera simultánea, los bancos pueden evaluar de forma agresiva sus operaciones adoptando un mayor uso de los servicios compartidos propiedad de consorcios o terceros, así como servicios gestionados y externalización. Todo puede someterse a debate en un momento en el que los bancos buscan el modelo operativo del futuro.

4. Nuevos métodos de trabajo

Se generalizan nuevos métodos de trabajo

La COVID-19 ha provocado una «revolución» en cuanto al teletrabajo en múltiples sectores, incluida la banca. De cara al futuro, los bancos deben identificar la combinación idónea para el modelo operativo y procurar disponer de infraestructura suficiente para facilitar el trabajo mayoritariamente flexible a largo plazo. A su vez, eso significa que habrá que replantear la finalidad y el uso de los inmuebles corporativos. Al mismo tiempo, es probable que el trabajo de los empleados se automatice en mayor grado aún, y que la resiliencia sea primordial. La cultura y el liderazgo de la organización, la incorporación de nuevos empleados, la formación, la ampliación de habilidades y la atracción de nuevos profesionales con talento, junto con las implicaciones fiscales debido a la reducción de la movilidad global y los mayores niveles de teletrabajo, deben tenerse en cuenta en un complejo conjunto de dinámicas.

5. Nuevo manual de gestión de riesgos

Escribir un manual de gestión de riesgos completamente nuevo

Si hay algo que nos ha enseñado la COVID-19, es que puede suceder casi cualquier cosa. Los bancos necesitarán reevaluar de manera fundamental su resiliencia en todo el abanico de riesgos —operativos, de liquidez, de capital, de mercado y de crédito— para elaborar un modelo del próximo suceso imprevisto. A medida que nos adentramos en un periodo probablemente de recesión pueden surgir requisitos regulatorios. ¿De cuánto capital deben disponer los bancos por encima de los límites regulatorios? ¿Están suficientemente diversificadas sus carteras de clientes? Mientras tanto, a medida que los bancos aumentan su uso de IA y tecnologías digitales, ¿son ciberseguros? Deben desarrollarse nuevos modelos y estrategias de riesgos, además de procesos y protocolos para acompañarlos.

6. Propósito y valores

Los valores y el propósito: en primera fila y en el núcleo

En un momento en que los Gobiernos, las empresas y los ciudadanos comienzan a vislumbrar la nueva normalidad de la vida después de la COVID-19, las consideraciones relativas a aspectos medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés) ocupan el núcleo de la agenda. Se están alejando los tiempos en que se evaluaba a las entidades financieras exclusivamente por su crecimiento, sus beneficios y sus perspectivas de futuro. Hoy en día, los clientes, los inversores y los grupos de interés quieren saber cada vez más sobre —además de la fortaleza financiera— la cultura, los valores y el propósito de la empresa. La responsabilidad, la ética y el apoyo de la empresa respecto de productos y servicios cada vez más concienciados con el cambio climático son esenciales. Ya se estaban logrando grandes avances antes de la COVID-19; los bancos han de preservar estos logros y desarrollarlos en el futuro. Al mismo tiempo, a medida que aumentan su digitalización y el planeta progresa a una sociedad sin efectivo, los bancos podrían tener que velar para que nadie se quede rezagado.

Desde mejorar la eficiencia y potenciar la experiencia del consumidor mediante la transformación digital, hasta optimizar la base de costes y reequilibrar el modelo de negocio, se presentan ante el sector bancario español muchos retos –y oportunidades–. Simultáneamente hay importantes requisitos regulatorios que cumplir, como el cumplimiento de las directrices de la Autoridad Bancaria Europea sobre constitución de préstamos.

La agenda futura estará más llena que nunca; colocar en su lugar los bloques de construcción adecuados será ahora crucial para el éxito a largo plazo. 

Las entidades financieras que puedan afrontar la recuperación sin perder de vista la nueva normalidad tienen las mejores oportunidades para lograr un futuro brillante.