Riesgo de crédito, el actual reto de los bancos

Riesgo de crédito, el actual reto de los bancos

De cara al futuro, será necesario fortalecer los marcos existentes para la gestión de los riesgos crediticios.

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Rocio Estupiñan

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Riesgo de crédito

La pandemia COVID-19 y su asociada desaceleración económica han tenido un impacto importante en los riesgos crediticios globales. Es probable que estos efectos se sientan en los próximos años y afecten inevitablemente la rentabilidad y los niveles de capital de los bancos; la gestión de los riesgos crediticios será clave para que estos puedan mantener su solidez financiera, mientras continúan ofreciendo crédito a los hogares y las empresas.

Las autoridades bancarias han utilizado la flexibilidad de los marcos regulatorios y de supervisión para introducir una amplia gama de medidas que incluyen alivio de capital y liquidez, facilidades de pago y garantía, entre otras.

De cara al futuro, será necesario fortalecer los marcos existentes para la gestión de los riesgos crediticios y la medición de las pérdidas crediticias esperadas, lo que permitirá a los bancos reaccionar rápidamente y navegar por los riesgos en medio del nuevo entorno. No es de extrañar que el riesgo de crédito sigue siendo fundamental en las prioridades para el año 2021, por lo tanto, los bancos también deberían considerar la posibilidad de establecer un plan de contingencia para resistir otros períodos de mayor incertidumbre. El impacto por el COVID-19 en el riesgo crediticio apenas está comenzando.

¿Cómo puede la industria empezar a adaptarse a esta nueva normalidad?

De cara a la supervisión, se espera que los reguladores bancarios mundiales inicien una serie de acciones en los próximos meses, que probablemente incluirán:

  • La preparación de los bancos para un mayor deterioro de la calidad de los activos, incluida la capacidad de medir la viabilidad a largo plazo de los clientes en dificultades.
  • Mayor enfoque en las capacidades operativas de los bancos para gestionar los préstamos dudosos.
  • Análisis en profundidad e inspecciones in-situ y externas, centradas en carteras o áreas de riesgo crediticio específicas.
  • La calidad de la gestión del riesgo crediticio de los bancos, que cubre áreas como la identificación temprana de riesgos, la precisión de las reclasificaciones y la base para las decisiones de aprovisionamiento.
  • Pruebas de resistencia en el año 2021, aplicando escenarios más severos que antes, con especial énfasis en elementos que podrían afectar al crédito, como ciber amenazas.

En cuanto a los bancos, estos tienen mucho que hacer para responder a los supervisores, como por ejemplo, reforzar su gestión de los riesgos crediticios y comenzar a adaptar sus estrategias crediticias para el mundo posterior al COVID-19. Las siguientes podrían ser prioridades que conllevan distintos niveles de urgencia, así como las áreas de enfoque más importantes:

1)     Corto plazo: considerar tomar las siguientes medidas, para asegurarse de que pueden continuar administrando los efectos crediticios inmediatos de la pandemia de manera efectiva:

  • Monitorear y anticipar la evolución de la mora en el pago, esquemas y paquetes de ayuda del gobierno, modelando su impacto potencial en la calidad de los activos, deterioros y la originación de nuevos préstamos.
  • Realizar revisiones periódicas de escenarios macroeconómicos, modelando sus efectos sobre las pérdidas crediticias esperadas.
  • Identificar áreas prioritarias donde los clientes y la calificación deben ser revisados, dependiendo de su exposición a las condiciones económicas.

 

2)     Medio plazo: adoptar una serie de acciones destinadas a lograr el equilibrio adecuado entre seguir proporcionando crédito a los propietarios de viviendas y empresas, y mantener la solidez financiera.

  • Mantener el enfoque en la originación de préstamos de alta calidad,
  • Revisar las estrategias de recuperación de préstamos dudosos a la luz de las condiciones cambiantes.
  • Anticipar el impacto potencial en el capital y la rentabilidad cuando se retiren las exenciones regulatorias, las garantías y las facilidades de pago.
  • Realizar la recalibración del modelo IFRS 9 a la luz de COVID-19, las relaciones históricas entre las condiciones económicas, el comportamiento del cliente y las ECL. Los parámetros como las tasas de pérdida, PD y LGD en los modelos de ECL existentes, ahora están desactualizados.

 

3)     Largo plazo: establecer cómo pueden integrar un enfoque revisado del riesgo crediticio en sus esfuerzos estratégicos para abordar las debilidades en la industria, por ejemplo:

  • Apoyar los esfuerzos para reducir costos, aumentar la eficiencia y mejorar las experiencias de los clientes mediante la digitalización de los procesos de crédito.
  • Repensar la organización interna y los marcos de gobierno, permitiendo adaptarse más rápidamente a las condiciones crediticias volátiles.
  • Evaluar las estrategias crediticias para mayores eficiencias estructurales que podrían resultar de la consolidación entre bancos.

De cara al futuro, el gobierno y la priorización efectivas ayudarán a los bancos a prepararse para el futuro mientras administran los efectos de la crisis. A largo plazo, el desarrollo de un enfoque flexible de los riesgos crediticios permitirá a los bancos integrar los apetitos crediticios en estrategias, creando un sistema bancario más resistente.

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