Gastos, escala y actividad en el sistema financiero argentino

Gastos, escala y actividad...

Análisis de las principales variables del sistema financiero que permiten evaluar el grado de eficiencia del sector.

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Gastos, escala y actividad en el sistema financiero argentino

Elevados costos operativos y un nivel de intermediación aún bajo sumado a mercado financiero reducido, son los factores que caracterizan a un negocio con baja escala económica.


Uno de los problemas que enfrenta el sistema bancario son los elevados costos operativos registrados en relación con su rol de intermediación. Este algo nivel de gastos, en definitiva, termina afectando al costo de financiamiento a empresas e individuos, ya sea aumentando los spreads o las comisiones pagadas por diversos servicios.


El reducido volumen del mercado financiero local y su baja penetración contribuye a las dificultades para el logro de “economías de escala” - los bancos se ven impedidos de usar una misma estructura productiva para una mayor cantidad de operaciones y la productividad resulta baja. Como se ve en el gráfico publicado en el informe, en el logro de altos niveles de intermediación no sólo permite un mayor apalancamiento y una mayor rentabilidad, sino que también incide favorablemente a los costos de intermediación. Países con préstamos en un valor cercano al 50% del PIB pueden tener en promedio gastos administrativos del 3% del activo. Si los gastos son una parte importante de la tasa promedio cobrada por los bancos, entonces tenemos una fuerte relación entre escala y spread de tasas cobrado. Se requiere que el sistema financiero crezca sustancialmente, no sólo porque eso implicará directamente mayor financiamiento y crecimiento sino porque, además, la mayor cobertura y alcance reducirá el costo promedio del financiamiento bancario.


Los gastos administrativos aumentaron notablemente en los últimos años sin que los activos bancarios hayan tenido el mismo dinamismo. El magro aumento de los niveles de intermediación debería haber significado una reducción de los gastos como porcentaje del activo y, sin embargo, este cociente aumentó constantemente lo que originó la perfecta reversión de un indicador de eficiencia muy utilizado como es el de los gastos cubiertos por los ingresos netos por servicios, el cual volvió al 40% luego de haber podido superar el 50%. ¿Cómo se explica esta situación?


El análisis de tendencias revela que los gastos administrativos anuales del sistema financiero argentino aumentaron un 29% en términos reales desde principios del año 2004 hasta julio de 2016 (último dato disponible) pero ese valor está influido por una caída de 4% en los gastos no salariales ya que los gastos en personal aumentaron un 72% en términos reales. Considerando alguna ganancia por productividad, este último valor, a su vez, está en línea con un incremento de la dotación del personal de 31% en el mismo período, e incluso se encuentra por debajo del aumento de 109% en términos reales del stock de préstamos al sector privado. Si uno observara la relación entre los gastos y el stock de préstamos al sector privado, las conclusiones son otras.


Al mismo tiempo el número de cuentas de depósitos y préstamos creció todavía más que el stock de préstamos y en consecuencia el monto promedio por préstamo y depósitos fue descendiendo en términos reales. Esto así, el mayor número de cuentas estaría también justificando el incremento del personal y del gasto.


Entonces, ¿por qué aumentó tanto el cociente entre Gasto y Activo, especialmente en relación a gastos de personal? El motivo está en que el Activo, que contiene no sólo la cartera de préstamos sino otras fuentes de ingresos como activos del sector público, instrumentos de esterilización del Banco Central, Obligaciones Negociables, Fideicomisos, créditos por arrendamientos financieros o inversiones en otras sociedades, cayó casi un 20% en términos reales en el mismo período, en gran parte porque los bancos atenuaron fuertemente su exposición al sector público. Evidentemente, el Activo no le pudo seguir el ritmo a la inflación, pero los costos de estructura influenciados fundamentalmente por gastos de personal, lograron superarla.


La pregunta que hay que hacerse es si los costos de estructura los deberían guardar relación con la evolución de las cuentas activas y pasivas, con el stock de préstamos y depósitos, o con el activo. Desde un enfoque que valore la actividad comercial y de intermediación, la correlación con la cantidad de cuentas y clientes debería visualizarse claramente. Sin embargo, el sistema financiero argentino se aleja en este sentido de la media internacional, lo cual nos debería llevar al análisis del uso más eficiente de los recursos - ya sea empleados, sucursales, ATMs, u otros bienes de uso. Así, más allá de las variaciones entre períodos que justifican el aumento de los gastos en función de la actividad comercial, el cociente entre Gastos y Activo refleja que existe realmente un problema de eficiencia en comparación con otros países, ya sea por la falta de economías de escala como por una distribución poco adecuada de los recursos productivos.


Motivos del aumento del personal y del gasto

Poniendo foco en la evolución de la dotación de personal, es interesante ver que su aumento fue más elevado, desde el piso de comienzos del año 2004, en las diversas casas centrales de los bancos (44%) que en las sucursales (22%), hecho todavía más llamativo si se tiene en consideración que la cantidad de bancos descendió de 95 a 78 en este lapso. De este modo, parece difícil justificar plenamente el mayor número de empleados a una mayor capilaridad del sistema para atender regiones postergadas: el número de sucursales a julio de 2016 de poco más de 4.500, aumentó sólo un 16% desde principios de 2004, y como se ha comentado en este Foro, sólo una parte (especialmente desde el año 2010 por los incentivos normativos) se orientó a provincias menos bancarizadas .

A nivel agregado, el aumento del personal estuvo asociado al aumento de operaciones bancarias, y pareciera que estuvo mayormente dado por el incremento de operaciones pasivas más que de las activas. Al menos, eso es lo que muestran los datos: la correlación entre la dotación de personal de las distintas entidades financieras (a julio de 2016) con una serie de variables de actividad resulta bastante más alta con la cantidad de cuentas de depósitos (especialmente cajas de ahorro) y con la cantidad de cuentas sueldo que con el resto de las variables como la cantidad de cuentas de préstamos, ya sea de individuos como de empresas.


Concepto de eficiencia


¿Qué entendemos por eficiencia del sistema financiero? ¿Menores costos? ¿Mayor rentabilidad? ¿Menores spreads cobrados? En principio, eficiencia implica utilizar los factores de producción óptimamente, en la proporción y cantidad adecuada (lo que la literatura a denominado “eficiencia X”), a la vez que cada entidad debe encontrar el tamaño óptimo de operación y el mix de servicios financieros adecuados para explotar posibles economías de escala y de diversificación. Para analizar estas clases de eficiencias, o mejor dicho los grados de ineficiencia en cada una de ellas, la literatura frecuentemente ha estimado una función de costos a partir de modelos econométricos. Pero lo cierto es que estos modelos que estiman funciones de costos no pueden detectar completamente si un banco con gastos elevados (en relación con el activo) se debe a una cuestión de ineficiencia o a la elección de un mix de servicios financieros que genera mayores ingresos pero que requiere mayores gastos operativos (por ejemplo, préstamos chicos a pymes o individuos). Al contrario, un banco cuya única actividad es la inversión en títulos públicos tendrá seguramente costos bajos en relación con el activo, sin que ello signifique un mayor grado de eficiencia.


Consideraciones finales


En los últimos años los gastos y los costos de la estructura crecieron aún más que a rentabilidad del mercado financiero local, que los préstamos y el número cuentas, y nivel de operaciones en el sistema financiero. De la comparación internacional se observa una alta incidencia de los costos de estructura en el mercado financiero local. La falta de escala es, sin dudas, una de las explicaciones de este fenómeno. De hecho, al comienzo de este informe se ha mostrado que Argentina tiene un nivel de gastos que no se ajusta al nivel de crédito como porcentaje del PIB, considerando un promedio de un conjunto de países. Sin embargo, esa no es una explicación completa dado que los gastos como porcentaje del activo deberían haberse reducido con el tiempo; sin embargo, subieron notablemente.


Analizando los distintos cocientes de eficiencia en el último apartado de este informe, se aprecia una gran heterogeneidad, y queda claro que aquellas entidades con mayor cantidad de empleados por cantidad de préstamos o cantidad de sucursales tienen un mayor campo de acción para mejorar su eficiencia aprovechando cambios en los procesos y un mayor uso de la tecnología.
La incorporación de herramientas que permitan la digitalización de procesos aparece como una alternativa de transformación tendiente al logro de una mayor eficiencia.

En el corto plazo, existe un gran espacio de optimización de las sucursales a través de la digitalización de aquellos procesos que pueden realizarse por vía electrónica, usando la sucursal exclusivamente para las fases finales o aquellas que requieren específicamente el contacto físico con el banco. Asimismo, call centers y otras formas de atención al cliente muestran una importante oportunidad de optimización a través del uso de herramientas cognitivas (cuya forma más visible al usuario final son los “chatbots”, aunque su horizonte va mucho más lejos). El mediano plazo, con el adecuado acompañamiento de la regulación, el “onboarding digital” (la adquisición de productos en forma completamente digital), despliega un panorama aún más amplio de optimización de la sucursal e incluso la eliminación de la misma, según cuál sea la estrategia del banco al respecto.

Ver los gráficos, referencias y textos completos en el informe adjunto.
 

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